Monday, December 05, 2005

ECHAR A ANDAR CON LA CAMILLA

En mi trabajo y en la vida cotidiana, contemplo con frecuencia lo importante que es, hoy en día, estar bien preparado técnicamente. Lo es en todas las facetas de la vida. La tarea de un ingeniero o de una arquitecta, la labor de una doctora o de un enfermero, el buen hacer de un maestro o de una diputada nacional dependen, en buena medida, de su capacitación profesional. Incluso en campos más lúdicos, como el deporte, observamos cómo la habilidad concreta de un atleta lo hace más capaz y más brillante, y le permite tener éxitos memorables.
De todas maneras, déjenme decirles que toda esa capacitación y virtuosismo técnico, que todas esas habilidades adquiridas en hábil entrenamiento o con los estudios más rigurosos, me sirven de poco si la persona no tiene consistencia, si falta a la verdad y a la ética, si carece de sentido de la lealtad o de la honradez necesaria.
¿Recuerdan ustedes aquel día en que, descolgándolo por el tejado, ponen delante de Jesús a un paralítico? El Señor, sorprendiendo a todas las personas presentes, le dice: “Tus pecados quedan perdonados”. Sólo después, tras las murmuraciones descreídas de sus contertulios, Jesús le dirá: “Levántate, coge tu camilla, echa a andar”.
Estoy convencido de que nos la jugamos en la primera parte: la reconciliación con nuestras propias personas, eso que Jesús llama el perdón de los pecados. Luego, con las fuerzas que tengamos y con la dedicación y la constancia seremos capaces de levantar camillas y echar a andar.

VOLVER A CAMINAR

LA PRIMERA LUZ
Las Canteras amanecía ya con una temperatura más propia de la época. Los termómetros marcaban, esta mañana, apenas dieciséis grados. Por eso, al empezar a caminar, un aire demasiado fresco me desalentaba. Claro que luego, frente al hotel Meliá, el "buenos días" del viejete que está allí siempre plantado, sea la hora a la que sea que yo pase, me cogió con algo más de calor. Debajo de un parasol, totalmente fuera de momento antes del amanecer, un hombre gordete y abufandado escuchaba la radio mientras vigilaba, con un ojo semiabierto, la escultura de arena de la navidad que llega: junto a las figuras del misterio, este año, los autores pusieron una mesa que, de un modo u otro, me recuerda la eucaristía. No me encontré a esa señorita delgada que, día tras día recorre el paseo enganchada a un mp-3 de tamaño increiblemente ridículo. El latir de mi corazón, en esta mañana, se estremece. Pero hacía ya tantos días que no volvía a caminar que, sospecho que mis pies se quejaban tanto que no escuché el latido de mi músculo cardiaco. Me refiero al pié derecho. Sí, sobre todo el pie derecho, que anda siempre con su juanete insinuante.

HIJA DE LA LUZ Y OTROS POEMAS de Carmen Isabel García Felipe

Hija de la luz... …Así me llamas Jesús. Una lámpara encendida que duerme de noche y busca de día. Horizontes que se alejan; no dejan ver el ...