Friday, January 27, 2006

JUNTO AL MAR, SOBRE EL ASFALTO

La chiquilla a mi lado, sobre la acera, veinte años, crece con la oreja untada al móvil.
Llega la guagua. Su amarillo me sonríe.
Clonmi maletín rodante, siempre caminito de un aeropuerto, me subo, saludo al chofer, pago, me siento.
Voces de personas mayores comentan la lluvia que, según dicen, se va y la luz, también lo dicen, que apunta.
Al fondo, en la plataforma, privatizada a fuerza de aislamiento, una adolescente de mirada siempre huidiza, conversa silenciosa con su alma.
A su lado, otra niñita, también falda a cuadros, se ensimisma con los sonidos de su emepetrés.
Un caballero de edad indefinida, sin subirse al bus, pregunta al chófer por una dirección desconocida.
Dos niños negros, lindas sus caras, me sonríen mientras la guagua emprende de nuevo la marcha.
Con discutible delicadeza, el chófer nos lleva entre cochecitos de colores, todos mucho más bajos.
Aparece el mar.
Hacía ya un buen rato que todo parecía orar.
Ahora, cuando lo veo gris, bajo un cielo también ceniza, pronuncio despacio tu nombre.
Me siento hermano. Toda esta gente de colores, a la que acompaño, tiene el sabor de lo cotidiano.
Son un misterio, un misterio que discurre tranquilo, junto al mar, sobre el asfalto.

Thursday, January 19, 2006

NINGUNO ES JESÚS

Les cuento que, a veces, esto de la política me deja descorazonado.
Los unos y los otros -las unas y las otras, cuando se tercia- se ponen a decir cosas y más cosas y cualquiera sabe el significado real de sus palabras.
Son tan diferentes las valoraciones que perpetran que se hace difícil sentir que hablan de la misma sociedad y de la misma situación. Pasa con los políticos y pasa con los medios de comunicación. Yo creo que se dan cuenta de que lo que dicen acaba por resultar incomprensible, por eso, con no poca frecuencia, acuden al insulto o a la manipulación descarada. Parece que da lo mismo.
Por eso, a veces, pienso que aquello que pasaba con Jesús, tiene que ver con la vida que nos toca vivir: unos decían que tenía a Satanás dentro, que incluso las cosas buenas que hacía, las hacía ayudado por Satanás.
En fin, yo creo que para poder hacer luz en medio del barullo que crean quienes andan en la política y los medios, tendríamos que dedicar mucha atención y especial inteligencia. Fíjense que, al final, los que defendían que Jesús estaba endemoniado consiguieron arrastrar a la multitud y lo condenaron a muerte.
Estos días, yo pido a Dios, para mí y para todo el que lo necesite, calma y lucidez. No podemos juzgar la acción de quienes actúan en política únicamente por lo que dicen las personas adversarias. Seguramente ayudaría mucho mirar qué es lo que hacen y cómo se casa su palabra con sus hechos.
Dentro de la dificultad que tiene todo esto, necesitamos la gracia que limpie nuestros ojos y nuestros oídos para ver quién hace qué cosa buena y quién hace qué cosa mala. Quién ayuda a la justicia y quién a sacar adelante algunos privilegios.
Probablemente, en todos lados, en todos los frentes, encontremos de ambas posturas.
No es un consuelo. Pero evita que nos volvamos fanáticos de nadie.
Al fin y al cabo, ninguno de ellos es Jesús.

Thursday, January 12, 2006

EL NOVIO ESTÁ CON ELLOS Y ELLAS

En invierno, a estas horas, todavía el sol apenas se puede dejar intuir en las islas más orientales de nuestro archipiélago. La oscuridad de la noche, la intimidad de la mañana, me permite llegar a ustedes con una pregunta: ¿Hay buenas noticias? ¿Hay motivos reales para vivir esperanzados?
Hace unos días acabé el libro de un señor que sostenía que quería creer en la esperanza a pesar de que no encontraba muchos signos cuando echaba un vistazo alrededor y veía cómo estaba el patio. Se refería a las faltas de ética, a las desigualdades económicas brutales, a la violencia persistente de las guerras y los terrorismos, a los enfrentamientos políticos estériles.
Es cierto que comparto algo este punto de vista y que, no sé si les pasa a ustedes, en la vida cotidiana encuentro muchas cosas que son pesadas y que le pueden quitar a uno el ánimo en cuanto se descuida. Sin embargo, yo soy de los que quieren tener ojos para ver la belleza que hay en nuestro mundo. No me refiero únicamente a la belleza de las cosas naturales, me refiero también a la belleza de las cosas que hacen las personas. Conozco personalmente a mucha gente que nos regala un vino nuevo. Veo a mi alrededor actuaciones políticas y económicas que me llenan de esperanza.
Es verdad que hay motivos para el dolor y la tristeza. También los hay para la fortaleza, la esperanza, el gozo y la fiesta.
Me apunto a eso, a desvelar las cosas buenas de este mundo, a reconocer la bondad, el afán de libertad y justicia, la pelea por lo que nos hace más humanos, más dignos y dignas, más hijos e hijas de Dios. Al fin y al cabo, como dice la Escritura, si tenemos al novio con nosotros y nosotras, no nos vamos a poner a llorar, es el tiempo de la búsqueda esperanzada, la celebración, la fiesta.

ORIENTE

Desde allí llegaron los magos que traían al niño Dios el oro, el incienso y la mirra. Además y, principalmente, le traían una misión: la de llevar el mensaje de esperanza y salvación a todos los pueblos de la tierra. Cada seis de enero, nuestros niños y niñas ven renovadas las promesas de esperanza en los regalitos que se amontonan en sus casas tras la noche mágica del cinco de enero.
Nuestro mundo, sin embargo, me parece, a veces, desorientado. Orientarse en la vida es muy importante. Orientarse viene de mirar al oriente, de enderezarse hacia el oriente, hacia el origen de la vida y de la luz, hacia el lugar de donde nace el sol.
Pero, no sé si lo comparten conmigo, parece que actualmente, nuestro mundo se desorienta. No mira hacia la vida ni hacia los orígenes de la luz. Se encandila, creo yo, por cosas como tener mucho dinero, alargar la juventud, enrocarse en el poder. Todas esas desorientaciones las vemos en nuestra vida cotidiana. En nuestras familias y en nuestros puestos de trabajo. También las vemos en aquellas personas que tienen la responsabilidad de guiarnos a todos y todas en la historia que vivimos sobre nuestro planeta.
Por eso, porque andamos un poco desorientados, o un mucho, hay guerras, conflictos irresolubles en las familias, niños y niñas que tienen poca atención, parejas que llegan a usar la violencia, hambrunas en los países más depauperados, corrupción entre los políticos, deterioro casi imparable del medio ambiente.
Me parece a mí que bien haríamos en volver los ojos hacia el lugar del que provienen Melchor, Gaspar y Baltasar. Para vivir de verdad nuestra vida, necesitamos luz. Aquellos tres magos la encontraron en el pequeño de Belén. También yo creo que aquel insignificante niño tiene la clave que da sentido a toda nuestra historia humana. Por eso, me arrodillo ante su misterio y les invito a hacer lo mismo, quedarse prendados de tanto amor y dejar que nuestros sentidos nos inviten a responder con el mismo amor en esta sociedad en que vivimos. Eso, entiendo yo, es mirar al oriente.

HIJA DE LA LUZ Y OTROS POEMAS de Carmen Isabel García Felipe

Hija de la luz... …Así me llamas Jesús. Una lámpara encendida que duerme de noche y busca de día. Horizontes que se alejan; no dejan ver el ...