Saturday, February 25, 2006

LO MIRÓ CON CARIÑO

Me subo al avión y me encuentro con un amigo. Me dice que le llamaron sus compañeros de trabajo y que va a una comida festiva que organizan todos los años. Encantado, me comenta lo que le gusta este tipo de encuentros, lo bien que se lo pasa y el momento fantástico que es para encontrarse con otras personas, querer y dejarse querer.
¿Conocen ustedes a alguien que no lleve eso en el corazón? A mí me parece que todas y todos estamos a la búsqueda de una ocasión para querer y para ser queridos. Las personas más listas, más inteligentes, son capaces de encontrar eso en cada detalle de la vida: en el trabajo, en la soledad de un paseo, en la calle entre la gente, o, como mi amigo, en una comida convocada para festejar y encontrarse.
Claro que los menos listos, lo buscamos en tener más cosas, comprar la última ropa, mandar más que nadie en el trabajo, dirigir no sé qué empresa, dominar a la esposa o al marido en casa… ¡Qué equivocados! Y el caso es que lo sabemos, que eso no es lo que nos humaniza, no es lo que nos hace más personas ni más felices, pero, sin embargo, no sé yo si seducidos por la tele o por alguna otra fuerza incomprensible, ¡cuántas veces nos dejamos ir por esos senderos!
En fin, que todo esto me recuerda a aquel muchachito que fue donde Jesús. Dice la Escritura que era un buen chico. El Señor, según nos cuentan, lo miró con cariño. ¡Con mucho cariño! Y le invitó a seguirle. Pero el otro era demasiado rico. Demasiadas cosas que dejar. Así no había manera.
Voy a estar atento, no sea que me pase a mí lo mismo.

Thursday, February 16, 2006

DAR MÁS VIDA

Vivimos tiempos curiosos en los que es muy fácil ver la pequeña pajita en el ojo ajeno y resulta difícil ver la viga en el propio. ¿No se han fijado con qué facilidad nos escandalizamos de las protestas que grupos de fanatizados en los países de tradición islámica? Es verdad que, probablemente, estas personas y su violenta protesta se ha visto favorecida por la actitud sospechosamente pasiva de sus gobernantes. Pero es más verdad que el hambre y la pobreza golpean a millones de personas en el mundo mientras nosotros y nosotras, los más ricos, mantenemos una actitud al menos sospechosamente pasiva: su hambre es, reconozcámoslo, incompatible con nuestra riqueza. Nos escandalizamos de lo que dicen representantes políticos de signo diferente al nuestro y toleramos, con no muy inocente alegría, las ocurrencias populistas de quienes defienden nuestras ideas. Afirmamos que quizás fue un error la publicación de las famosas caricaturas y, a la vez, ni nos preguntamos cómo nos saltamos en nuestra tierra el derecho al honor y a la buena imagen de conciudadanos y conciudadanas de aquí que tienen opciones religiosas, sexuales o políticas diferentes. Nos escandalizamos de la ley sagrada de los seguidores del Corán y, oh, sorpresa, nos sentimos suficientemente desinteresados –o contentos- con las leyes que sacralizan valores y comportamientos muy importantes para nuestra sociedad pero que, al menos, son discutibles.
Andaba Jesús aquel día por la ciudad y se le acercó un leproso. Este personaje rompía la ley que le prohibía, como leproso, acercarse a otras personas. Jesús lo escuchó y se acercó al leproso y lo tocó. También Jesús fue contra una ley de su época. ¡Caramba!
El caso es que estos días, con tanta trifulca, me pregunto: ¿qué cosa puede ser una buena guía ética? Miro a Jesús y observo que no le importaba saltarse las prácticas de su tiempo cuando favorecían a la vida humana, a vivir mejor, más divinamente, si quieren.
A ver, no soy un santito, pero, la verdad, me encanta ese modo suyo de comportarse, esa opción por la vida que, según me enseñaron mi padre y mi madre, no en otra cosa consiste la gloria de Dios. Conflictos y peleas, seguro, los habrá. Ojalá seamos capaces de que su único motivo y su finalidad sea solamente dar más vida. ¿Qué les parece?

Sunday, February 05, 2006

EL FRÍO


El frío que ha hecho este mes pasado ha sido tremendo. Vivo en una ciudad costera y he pasado frío. Con lo que imagino cómo les habrá ido a la gente que vive de medianías hacia arriba.
Claro que cuando hace ese frío da gusto ponerse en torno a una chimenea, como se hacía antes, a contar historias o contemplar calladamente las imágenes rojas y danzarinas que nos regala la hoguera.
Déjenme que les hable de otro frío.
A veces, mirando las páginas de los periódicos o escuchando los telediarios o las noticias de la Radio, me da igualmente frío. En este caso, el frío no tiene que ver con la temperatura ni siquiera con los acontecimientos que, más bien, están calientes: guerras, conflictos, desencuentros, amenazas, delincuencia, corrupción… Caramba, me sale una lista más larga que los pecados capitales.
El frío tiene más bien que ver con eso que se le queda a uno en el cuerpo cuando parece que nada se puede hacer, que nada va a cambiar, que todo en el mundo seguirá siempre igual. Ese frío se llama desesperanza.
Hace ya un buen montón de años, vivíamos esto de otra manera: había la esperanza y casi la certeza de que íbamos a cambiar el mundo y que, casi por ley de la física natural, se iba a implantar una sociedad más justa.
Les soy sincero: en medio de lo que nos toca vivir, también yo creo que hay muchas hogueritas a las que acercarse. No suelen salir en las primeras páginas de los periódicos, pero son toda esa gente que aporta, crea, propone. Les cuento una en concreto, el grupo “Encuentro de Caminantes”, que es un montón de gente de diferentes religiones que son capaces de encontrarse para compartir su imagen de Dios.
Es una hoguerita donde ponerse al calor frente a quienes prefieren pelearse. Como aquello del Evangelio, que cuando buscaban a Jesús, lo encontraban haciendo hogueritas en las aldeas. De un lado para otro.

HIJA DE LA LUZ Y OTROS POEMAS de Carmen Isabel García Felipe

Hija de la luz... …Así me llamas Jesús. Una lámpara encendida que duerme de noche y busca de día. Horizontes que se alejan; no dejan ver el ...