Monday, February 26, 2007

HIJA DE LA LUZ Y OTROS POEMAS de Carmen Isabel García Felipe

Hija de la luz...
…Así me llamas Jesús.
Una lámpara encendida que duerme de noche
y busca de día.
Horizontes que se alejan; no dejan ver el Camino,
Pero yo sigo con mi luz, la lumbre del peregrino.
Te encontré en este sendero,
cubierto de piedras,
con grietas en el suelo.
Me diste un cálido abrazo, me
fundiste en tu regazo.
Luz del mundo repartiste en mis ojos y mis labios.
Mi mirada ardía de Verdad; mis palabras
clamaban ¡Libertad!
…A solas con Jesús me senté y le dije:
“Aquí me tienes mírame”.
Como a la niña de sus ojos me dio miel, paz y alegría.
Nunca más fue como antes,
salí llena de Vida.
28/03/04
Carmen Isabel García Felipe

A TUS PUERTAS
Una vez pensé cuánto tardaría en
deslumbrarme en tu mirada..
No sabía si eran fantasías
inundarme en tus palabras..
Sentí que mi corazón salía
para ver las claridades, mi boca no podía;
tropezaban las palabras.
Supe que nada impediría
llegar contigo hasta la luna y volver
navegando entre las aguas.
19/ 09/00

EXTRANJERO
La llamada de una tierra
que se aleja en travesía.
Los colores se desmontan
cuando la luna te mira.
Las montañas se recuestan y
no se ve más ese día.
Viva la patria de cada uno,
esa que está lejos y en el corazón
no se olvida.
20/05/04

INCANSABLE PEREGRINO
Peregrino errante..Para el que sueña con luces de primavera,
el otoño fuera, el verano dormido, el invierno lo trae a su tierra [..]
Errante de tierras extrañas;
cada vez menos.
El corazón engullido de arena del desierto y vas buscando un oasis,
ese que pide sombra,
ese que pide agua,
donde descansa el alma.
Llevas en los bolsillos ese talismán del amigo.
Y nos encontrarás en cada paso,
en otras caras,
en otros caminos.
En las miradas firmes se delata el cariño.
No temas al caminar, tus pasos son guiados peregrino, tu canto atrae la luz, y te lleva por grandes veredas, esas que son curvas, pero que llevan a buen destino.
03/09/03

Sunday, January 21, 2007

DOS SALTOS

I
Desde arriba,
Mientras los motores aturden toda música,
El mar apenas se adivina bajo un velo con textura del Sahel.
Entre desvelos,
Una pirámide chata se insinúa, pasa de largo y, antes de que pueda atraparla, queda atrás.
Como mis recuerdos del niño cabrero que silbaba en laderas imposibles de imposibles barrancos.
Queda atrás su bosque mágico y una aldea diminuta, arruga en el rostro divino que es este paisaje.
El Teide, en su soledad,
Se muestra sobre el leve y opaco soplo bereber.
Ahí, como si flotara sobre algodón sucio, se enseñorea de todas las miradas.
Los ventanucos del avión se inclinan en pleistecía -maniobra, le dicen, de aterrizaje-.
Una mancha blanca y rala, vestigio de un tiempo en que existía el invierno, refleja un sol desgañitado en su brillo.
Con dos golpes toscos y una voz metálica, me hago de asfalto, de uniforme sobrio, de maletín en mano.
Desde abajo, desde la pista de asfalto, levanto los ojos sobre banderas ceremoniales y orgullosas.
El manto africano me recuerda que no somos nada.

II
Del sur, me dice la azafata sonriente.
Intuyo que, como haima moruna sobre los horizontes, la atmósfera amarilla persistirá en robarnos los paisajes.
El piloto confirma los pronósticos y orienta el milagro con alas en la dirección de donde viene el viento.
Rápido, rápido dejamos el suelo, saltamos la ciudad que apenas inicia sus destellos nocturnos, invadimos un cielo sucio y descreído.
Rápido, rápido, por sorpresa, el sol, de camino hacia su lecho, se muestra colorado y define una silueta grande y negra, la del Teide.
Rápido, rápido encontramos unos acantilados.
Rápido, rápido se deja ver el Roque Nublo, señor propio de todas las piedras y las tormentas.
De puntillas se inclina, como si todavía sintiera la curiosidad infantil de los niños por el avión que pasa.
Rápido, rápido escucho la voz metálica que me invita a prepararme para el aterrizaje.
Rápido, una sonrisa en el aeropuerto. Doy las gracias.
Rápido, cansado, rápido abro la puerta de mi casa.
En la esquina, en el local deshilachado de una agrupación vecinal, rápido, rápido… escucho que cantan una folía amarga.

Thursday, January 18, 2007

PAN Y VINO

Desde mi puesto veo, antes de iniciar el milagro,
Un poco de vino descolorido,
Dos trozos redondos de pan sin cuerpo,
Un mantel blanco y dos velas que, todavía, permanecen apagadas.
Más allá, con pretensiones de solemnidad, un libro con la Palabra.
El sacristán me regala una bella música coral que suena y suena
y quisiera acompañar mi oración un tanto descreída
-las notas apenas disimulan los motores y las rodeadoras y las voces perdidas de la ciudad, que se vino conmigo a esta capilla pequeña-.
Sentado, sin alcanzar el silencio,
Espero un milagro del que soy partícipe.
Cuando dos o tres, o cinco, vecinos viejos,
Mujeres y algún hombre despistado,
Se junten en torno al altarcito,
La luz adormilada e íntima de mi catedral
Será testigo de la Visita.
¡¡Quién puede creer esto!!
¿Puede Dios, el Creador del cielo, hacerse pan de Vida?
¿Puede el Señor de la historia hacerse vino Nuevo?
¿Puede la Palabra hacerse palabras que proclamamos?
Aquel que es tan grande que no cabe en el universo
Se siente a gusto en la pequeñez de esta celebración.
Se siente a gusto en la calle, en la plaza, en el hospital,
En la cuna de la criatura, en la cama de la anciana agonizante,
En la oficina donde comparto la tarea de gente portadora de un misterio.
Aquel al que proclamo en esta oración llena de solemnidades
Se deja ver donde nadie le conoce ni pronuncia su nombre.
Aquel que ama la justicia y la verdad,
Se mezcla en mi vida tan llena de engaños y daños.
Voy a encender las dos velas
Y a decir casi susurrante su Palabra.
Voy a beber un poco de vino descolorido
Y voy a comer un trozo del pan redondo y sin cuerpo.

PAN Y VINO

Desde mi puesto veo, antes de iniciar el milagro,
Un poco de vino descolorido,
Dos trozos redondos de pan sin cuerpo,
Un mantel blanco y dos velas que, todavía, permanecen apagadas.
Más allá, con pretensiones de solemnidad, un libro con la Palabra.
El sacristán me regala una bella música coral que suena y suena
y quisiera acompañar mi oración un tanto descreída
-las notas apenas disimulan los motores y las rodeadoras y las voces perdidas de la ciudad, que se vino conmigo a esta capilla pequeña-.
Sentado, sin alcanzar el silencio,
Espero un milagro del que soy partícipe.
Cuando dos o tres, o cinco, vecinos viejos,
Mujeres y algún hombre despistado,
Se junten en torno al altarcito,
La luz adormilada e íntima de mi catedral
Será testigo de la Visita.
¡¡Quién puede creer esto!!
¿Puede Dios, el Creador del cielo, hacerse pan de Vida?
¿Puede el Señor de la historia hacerse vino Nuevo?
¿Puede la Palabra hacerse palabras que proclamamos?
Aquel que es tan grande que no cabe en el universo
Se siente a gusto en la pequeñez de esta celebración.
Se siente a gusto en la calle, en la plaza, en el hospital,
En la cuna de la criatura, en la cama de la anciana agonizante,
En la oficina donde comparto la tarea de gente portadora de un misterio.
Aquel al que proclamo en esta oración llena de solemnidades
Se deja ver donde nadie le conoce ni pronuncia su nombre.
Aquel que ama la justicia y la verdad,
Se mezcla en mi vida tan llena de engaños y daños.
Voy a encender las dos velas
Y a decir casi susurrante su Palabra.
Voy a beber un poco de vino descolorido
Y voy a comer un trozo del pan redondo y sin cuerpo.

Saturday, January 13, 2007

CAUSAS GRANDES Y ACTORES PEQUEÑOS

Las mejores causas, aquellas que tienen que ver con la justicia, los derechos humanos y civiles, la protección del medio ambiente, cuentan, a veces, con medios y personas no tan bien preparadas. En muchas ocasiones, cuando leemos las cosas que suceden con las grandes especulaciones inmobiliarias y los planes urbanísticos, o nos enteramos de cómo se actúa en la toma de decisiones económicas, las propuestas de cambios energéticos, las medidas convenientes para las afrontar el fenómeno de las emigraciones, etc., siento que la mayoría de las personas bienintencionadas de ONG'S y movimientos vecinales o ciudadanos estamos, como se dice vulgarmente, en pañales. Como si todas las grandes decisiones que condicionarán mi vida, la nuestra y la de la gente que está por venir, nos cayeran encima, sin que las personas de a pie sepamos siquiera de qué va la discusión o cuáles son los argumentos y posibilidades que entran en la misma.
Creo con firmeza que los pueblos y las sociedades tienen que tener capacidad para decidir sobre las grandes cuestiones. Sin embargo, es claro que la complejidad de los problemas y el poder del dinero, hacen necesarias cosas mas fuertes que las buenas intenciones y el compromiso ingenuo de unos muchachos y muchachas que se asocian en una ONG.
Por eso, cuando leo las historias de la infancia de Jesús, perseguido por un poderoso rey que se hacía pasar por benefactor con el único propósito de localizarlo y, a continuación, liquidarlo, me pregunto si como ciudadanos y ciudanas, al menos quienes nos sentimos tocados por la fe cristiana, no deberíamos convertirnos en gente recia, fuerte de carácter, inteligente, estudiosa, generosa en la entrega, audaz en la búsqueda, capaces de afrontar empresas grandes, con resultados efectivos. Para eso necesitaremos una cuerda espiritual poderosa que nos ate al sentido común y a la fe esperanzada y trabajosa de Jesucristo. José se ató a esa fe y emigró con su familia a Egipto. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que nuestro mundo no quede en manos de avispados que usan la complejidad y las dificultades para enriquecerse sin entrañas de misericordia?

Tuesday, April 04, 2006

VIVIR ES APRENDER A MORIR

Nos lo dice la experiencia cotidiana: para ganar hay que sacrificar. Es una afirmación muy coherente con toda una forma de explicar el universo en la que, cuando una cosa sucede en un extremo, tiene una consecuencia en todo el conjunto.
De pequeño, lo recuerdo bien, me contaban la famosa fábula de la hormiga trabajadora y la cigarra –el saltamontes- festivalera y poco dada al trabajo.
Cuando hablas con los profesores y profesoras de la enseñanza secundaria, se quejan, yo creo que no sin razón, de que algunos muchachos y muchachas parecen no tener ningún sentido del sacrificio, del esfuerzo, del trabajo. Si, con cierta profundidad, continúa la conversación, aparecerán reflexiones como esta: “Es que vienen sin base, sin saber trabajar"; "es como si todo el tiempo anterior no hubieran hecho otra cosa que jugar"; "quizás, el problema esté más en la familia”.
A mí me parece que algo de eso hay. Es decir, creo que vivimos un tiempo en el que el sacrificio y la responsabilidad tienen mala prensa y que, sin querer generalizar, el apaño y el “ir escapando” se han instalado entre nuestras costumbres más alabadas. ¿Me equivoco?
El caso es que la escuela, los institutos de enseñanza secundaria o los colegios son, con frecuencia, uno de los lugares donde con más claridad aparecen los síntomas, hasta el punto de desmotivar a los profesores y profesoras y propiciar, quizás con demasiada reiteración, ocasiones para enfrentamiento entre familia e institución educativa, cuando deberían ser buenos aliados.
Hoy, mientras avanzamos hacia la semana santa, escucharemos aquella frase tan conocida: “Si el grano de trigo muere, da mucho fruto”.
Creo que es verdad, que lo es en el ámbito del espíritu y también en el ámbito de lo más material. Hay, en el fondo, una realidad incuestionable: vivir es también aprender a morir.

Wednesday, March 22, 2006

ETA DICE QUE HAY UN ALTO EL FUEGO PERMANENTE

Efectivamente, ETA dice que hay un alto el fuego permanente. No le voy a dar las gracias.
Le doy las gracias, sin embargo, a todas las personas que durante casi cuarenta años han aguantado, sufrido, muerto. Ellas y ellos que, al menos hasta día de hoy, han tenido que aprender a convivir con la amenaza y la muerte. Probablemente, ni ellos ni ellas lo tengan todavía claro y seguirán mirando los bajos de su coche hasta que vean cómo las armas son entregadas.
Le doy las gracias a los gobernantes que durante estas cuatro décadas han enfrentado el fanatismo y el asesinato. Hablo de los gobernantes en sentido amplio: aquellos que desde las acciones de Gobierno fueron capaces de arrinconar a la banda y a aquellos que, desde la oposición política o el Parlamento, controlaron y apoyaron la lucha contra la banda.
ETA dice que hay un alto el fuego permanente. Por supuesto, no voy a creerme todo lo que dicen.
Creo que la presión de los ciudadanos y ciudadanas les lleva a proclamar este alto el fuego permanente. Me sospecho que creen que todas las personas a las que mataron han merecido la pena.
Estoy contento. Pero no les agradezco nada. Tampoco me creo todo lo que dicen.

Sunday, March 05, 2006

MEDICAMENTOS

Tenemos reina de las fiestas, polémica por Los Indianos -carnaval tradicional-, nueva y exuberante dragqueen, líos sobre los ruidos que generan quioscos y tómbolas, pleitos judiciales y, seguro, muchas risas y buenos ratos.
En el carnaval, creo yo, hay algo sano de ese saber parodiar y reír sobre nuestros propios defectos o sobre nuestras pretensiones de grandeza y nuestras debilidades más bien notables.
Algo de sano hay en la farándula carnavalera; sin embargo, demasiadas cosas poco esperanzadoras en nuestro entorno. A veces, después de poner mucha esperanza, mucha ilusión en trabajos preciosos, en amistades que prometen mucho, en relaciones familiares que parecen ser constructivas, nos encontramos con malas caras, fracasos absolutos, personas poco fiables. Sucede un poco con todo. Y sucede también con cada cual. Al menos, a mí también me pasa: no siempre consigo cumplir mis compromisos con la mejor calidad, me encuentro con defectos y comportamientos que no consigo desterrar y de esas cosas que no siempre son válidas y preciosas.
Así, podríamos perder la esperanza. Podría suceder que nos quedáramos sólo con las imágenes de los fracasos o de las personas que no actúan con ética. De ese modo, el cinismo y el desánimo se dan la mano.
Por eso, echo de menos boticarios que receten medicamentos antidesesperanza. Sugiero estos tres: en primer lugar, una buena dosis de humor; no está mal que nos quitemos los tacones y podamos reírnos al contemplar nuestra propia estatura (¡somos encantadora gente corriente!). Lo segundo es una mirada amable sobre los regalos de la vida: desde una buena amistad a una preciosa puesta de sol con un vasito de vino en la mano. Lo tercero, y esto es para nota: poner el empeño en enderezar cosas torcidas. Al fin y al cabo, esto es aquello que decía Jesús: El médico no lo necesitan los sanos, sino los enfermos.

HIJA DE LA LUZ Y OTROS POEMAS de Carmen Isabel García Felipe

Hija de la luz... …Así me llamas Jesús. Una lámpara encendida que duerme de noche y busca de día. Horizontes que se alejan; no dejan ver el ...